La usamos todos los días, desde que despertamos hasta que ponemos la cabeza en la almohada. Nos guía hacia el estante en que está nuestra taza preferida para tomar café, conserva la melodía de las canciones que nos hacen sentir vivos y nos permite asociar la voz de nuestros seres queridos a sus rostros durante una llamada telefónica. Prácticamente no hacemos nada sin su ayuda, y cuando nos abandona lo perdemos casi todo, incluida nuestra identidad, como ocurre en el caso del Alzheimer.

La memoria es quizá el atributo más preciado y necesario que tenemos para vivir como vivimos, y nuestro cerebro juega un rol fundamental al almacenar los recuerdos y grabar las actividades y movimientos que hacemos día a día en su disco duro, que no es del todo duro, ya que tiene una gran flexibilidad para adaptarse a las situaciones y moldearse según los aprendizajes que generan nuevas conexiones neuronales.

Como todo en nuestro cuerpo la memoria también decae con el tiempo, a veces más a veces menos, dependiendo de muchos factores. Los problemas de memoria en la vejez son algo que difícilmente se le hará extraño a la mayoría de las personas que han compartido con sus abuelos durante sus últimos años. Es por esto que cualquier forma de robustecer y estimular la memoria es algo que sería bienvenido por todos.

Precisamente eso es de lo que hablaremos hoy: de la posibilidad de estimular el cerebro para fortalecer la memoria. Cortesía de las interfaces cerebro-computador, tecnología que, en su formato invasivo, como en Link, el dispositivo diseñado por Neuralink, la compañía de Elon Musk, cuenta con un chip y una serie de filamentos con electrodos que pueden registrar la actividad neuronal y estimular eléctricamente a las neuronas. Uno de los objetivos de esta compañía es que su tecnología pueda servir para remediar enfermedades neurológicas como el Alzheimer, esto, claro está, a largo plazo.

A corto plazo, no es descartable que sí se pueda usar esta tecnología para estimular la memoria y robustecerla. De hecho, ya hay un precedente efectivo de esto con una versión no invasiva de las interfaces cerebro-computador. La evidencia de esto se publicó en un estudio en la revista Nature Neuroscience.

Gimnasia cerebral para la memoria

Shrey Grover, de la Universidad de Boston, y sus colegas reclutaron a 150 voluntarios de entre 65 y 88 años para el estudio. Cada participante recibió estimulación transcraneal de corriente alterna (tACS) durante 20 minutos al día durante cuatro días consecutivos. Cada día, durante la estimulación, realizaban también pruebas de memoria que consistían en recordar, y a continuación recordar inmediatamente, listas de 20 palabras. Los participantes también realizaron las mismas pruebas sin estimulación cerebral, y de nuevo un mes después de la estimulación.

En el primer experimento, 60 participantes fueron distribuidos al azar en tres grupos. Un grupo recibió estimulación de alta frecuencia en el córtex prefrontal dorsolateral (DLPFC), otro recibió estimulación de baja frecuencia en el lóbulo parietal inferior (IPL) y el tercero recibió una estimulación "simulada", en la que los electrodos se fijan al cuero cabelludo pero no se aplica corriente. Un segundo experimento se diseñó de la misma manera, salvo que se cambió la frecuencia de estimulación de las dos regiones cerebrales, de modo que los de un grupo recibieron estimulación de baja frecuencia del DLPFC y los del otro recibieron estimulación de alta frecuencia del IPL.

Los investigadores descubrieron que la estimulación de alta frecuencia del DLPFC mejoraba significativamente el recuerdo de palabras de los participantes, especialmente de las palabras al principio de las listas. La estimulación de baja frecuencia del CPI también mejoró el recuerdo, pero en este caso, fueron más capaces de recordar palabras al final de las listas. Esto está en consonancia con estudios anteriores que muestran que las oscilaciones "gamma" de alta frecuencia contribuyen a la memoria a largo plazo, y que las ondas cerebrales "theta" de baja frecuencia contribuyen a la memoria de trabajo (o a corto plazo). El cambio de frecuencia de estimulación entre las dos regiones cerebrales en el segundo experimento no produjo el mismo efecto.

Electrical brain stimulation improves memory in elderly, research finds |  Financial Times

El gran resultado de este experimento es que las mejoras en la memoria persistieron durante al menos un mes después de la estimulación. Los investigadores también observaron que cuanto peor era la función de memoria de los participantes antes de la estimulación, mayor y más duradera era su mejora.

Estos resultados podrían tener implicaciones clínicas de gran relevancia. No es ningún secreto que la mayoría de nosotros experimentamos alteraciones de la memoria a medida que envejecemos, como parte del deterioro cognitivo normal relacionado con la edad, y las alteraciones de la memoria también son características de la enfermedad de Alzheimer, cuya incidencia se prevé que aumente considerablemente en las próximas décadas. Por lo tanto, la estimulación cerebral podría resultar útil para combatir el deterioro de la memoria, y quizá de otras funciones mentales, que se produce con la edad, o tal vez para frenar la inevitable progresión de la enfermedad de Alzheimer e invertir algunos de sus síntomas.

En una sociedad que valora cada vez más el conocimiento, los análisis de datos y muchas veces delega la tarea de memorizar a sus dispositivos digitales, el ejercicio de la memoria se ha ido perdiendo gradualmente. Esto si lo comparamos con el ejemplo de sociedades antiguas en que para las personas educadas era norma saber poesías y canciones de memoria. Hoy a los mismos poetas les cuesta recitar sus poemas de memoria. Es algo paradójico considerando el incremento y diversidad de técnicas mnemotécnicas que se han desarrollado en las últimas décadas.

Por una parte, hay un grupo acotado de estudiantes y deportistas de la memoria, si los podemos llamar así, que son verdaderos gimnastas mentales, pero por otra hay una enorme cantidad de personas que no ejercita conscientemente su memoria. Si a eso sumamos el aumento continuado en casos de Alzheimer y el aumento de la esperanza de vida, no da como resultado una sociedad con muchos más adultos mayores y problemas cognitivos y de memoria. Esto si no se trata y aborda el problema desde ya con los mejores recursos de la ciencia, la salud y las políticas públicas

En este escenario las interfaces cerebro-computador y los modos no invasivos de estimular el cerebro para robustecer las conexiones neuronales a la vez que se fortalece la memoria podrían tomar gran relevancia para remediar este problema y permitirle a miles y millones de personas eventualmente llevar una vejez más digna y plácida, sin el miedo a olvidar sus recuerdos preferidos y a sus seres queridos.