Es uno de los actos más básicos y constantes en nuestra vida. Si lo dejamos de hacer por un par de minutos podemos morir y, aun así, pasamos los días casi sin pensar en la relevancia que tiene en el devenir de nuestro cuerpo y nuestra salud. La respiración es una actividad indisociable de la vida. Si hablamos de vida hablamos de respirar, y viceversa, desde nuestros primeros antepasados unicelulares hasta llegar a nosotros. Desde seres vivos sin cerebro hasta los que tratan de entender cómo funciona su propio cerebro y buscan que la tecnología imite la asombrosa capacidad de procesar información que posee ese órgano que llevamos en nuestra cabeza.

Milenios atrás se prestaba una atención meticulosa, hasta científica si es posible decirlo de esa manera, a la respiración. En la antigua India, el Tibet y China, se desarrollaron una serie de técnicas de respiración ligadas a la tradición del yoga y el taoísmo, que buscaban, a través de ejercicios y ritmos de respiración específicos, que los practicantes llegaran a un estado de salud integral, cuerpo, mente y espíritu en comunión.

Luego del comienzo de la historia, la emergencia de las civilizaciones occidentales y la caída de imperios y reinos, al menos en esta parte del mundo, se perdió ese saber sobre la respiración, que continuó practicándose en los templos en las faldas del Himalaya. Hoy, poco a poco, la evidencia se comienza a acumular de nuevo, y la ciencia renueva su interés en el rol de la respiración en nuestro cuerpo.

Desde las proezas de yoguis y buceadores libres que aguantan la respiración más de lo que se consideraba posible hace décadas, hasta el poder de combatir agentes patógenos y generar calor corporal con técnicas de respiración precisas como el tummo tibetano, las bondades de la respiración están siendo redescubiertas.

También las consecuencias de problemas respiratorios como la apnea nocturna y el respirar por la boca, que afecta a todo nuestro organismo y tiende a enchuecar nuestros dientes, cosa que no ocurría hasta hace cinco siglos atrás, cuando nuestra dieta nos obligaba a estar ejercitando y fortaleciendo la mandíbula. Hoy respiramos pero que nunca. De hecho, somos los animales que pero lo hacen y, coincidentemente, los que más variedad de enfermedades y malformaciones enfrentan a lo largo de la vida.

Es por esto que toda investigación que ponga en primer plano la importancia de la respiración y descubra algo sobre su relación con nuestro bienestar es de particular importancia. Esto es lo que ha hecho el profesor Micah Allen, del Departamento de Medicina Clínica de la Universidad de Aarhus, quien ha dado un paso más hacia la comprensión de cómo el propio acto de respirar da forma a nuestro cerebro.

Los investigadores sintetizaron los resultados de más de una docena de estudios con imágenes del cerebro de roedores, monos y humanos, y los utilizaron para proponer un nuevo modelo computacional que explica cómo nuestra respiración influye en las expectativas del cerebro.

"Lo que descubrimos es que, en muchos tipos de tareas y animales diferentes, los ritmos cerebrales están estrechamente ligados al ritmo de nuestra respiración. Somos más sensibles al mundo exterior cuando inspiramos, mientras que el cerebro se desconecta más cuando espiramos. Esto también coincide con la forma en que algunos deportes extremos utilizan la respiración; por ejemplo, los tiradores profesionales están entrenados para apretar el gatillo al final de la exhalación", explica el profesor Micah Allen.

El estudio sugiere que la respiración es algo más que algo que hacemos para mantenernos vivos, explica Micah Allen.  "Sugiere que el cerebro y la respiración están estrechamente entrelazados de una manera que va mucho más allá de la supervivencia, ya que influye en nuestras emociones, nuestra atención y la forma en que procesamos el mundo exterior. Nuestro modelo sugiere que existe un mecanismo común en el cerebro que vincula el ritmo de la respiración con estos acontecimientos."  Salud mental y respiración

Entender cómo la respiración configura nuestro cerebro y, por extensión, nuestro estado de ánimo, pensamientos y comportamientos, es un objetivo importante para prevenir y tratar mejor las enfermedades mentales.

"La dificultad para respirar se asocia a un aumento muy grande del riesgo de padecer trastornos del estado de ánimo, como la ansiedad y la depresión. Sabemos que la respiración, las enfermedades respiratorias y los trastornos psiquiátricos están estrechamente relacionados.

"Nuestro estudio plantea la posibilidad de que los próximos tratamientos para estos trastornos se encuentren en el desarrollo de nuevas formas de realinear los ritmos del cerebro y el cuerpo, en lugar de tratar cualquiera de ellos de forma aislada", explica Micah Allen. Estabilizar nuestra mente mediante la respiración es una táctica bien conocida y utilizada en muchas tradiciones, como el yoga y la meditación.

El nuevo estudio arroja luz sobre cómo el cerebro lo hace posible. Sugiere que hay tres vías en el cerebro que controlan esta interacción entre la respiración y la actividad cerebral.  También sugiere que nuestro patrón de respiración hace que el cerebro sea más "excitable", lo que significa que las neuronas son más propensas a dispararse durante ciertos momentos de la respiración  Nuevas investigaciones por venir

El nuevo estudio da a los investigadores un nuevo objetivo para futuros estudios en, por ejemplo, personas con trastornos respiratorios o del estado de ánimo, y Micah Allen y su grupo ya han iniciado nuevos proyectos basados en el estudio.  "Tenemos varios proyectos en curso que se basan en el modelo que hemos propuesto y lo ponen a prueba".

La estudiante de doctorado Malthe Brændholt está realizando innovadores estudios de imágenes cerebrales en seres humanos, para tratar de entender cómo los diferentes tipos de percepción emocional y visual están influenciados por la respiración en el cerebro", dice Micah Allen.

El equipo también colabora con el equipo de neumología del Hospital Universitario de Aarhus, donde se utilizan las herramientas desarrolladas en el laboratorio para entender si las personas que sufren de covid prolongado pueden tener alteraciones en la alineación respiración-cerebro. Y hay más proyectos en camino, dice Micah Allen.

"Utilizaremos una combinación de neuroimagen humana y animal para entender mejor cómo influye la respiración en el cerebro, y también utilizaremos la exploración de cómo influyen los distintos fármacos en la interacción respiración-cerebro. También nos gustaría estudiar algún día cómo influyen en la interacción respiración-cerebro factores del estilo de vida como el estrés, el sueño e incluso cosas como la natación en invierno. Estamos muy ilusionados por seguir investigando", dice Micah Allen.

A quienes quieran indagar más en la relevancia de la respiración y las distintas técnicas que se han practicado con fines específicos en distintos ambientes, desde el buceo libre a distintas escuelas de yoga, les recomendamos encarecidamente el libro Breath: The New Science of a Lost Art, del periodista James Nestor. Seguramente tras leerlo saldrás cuestionándote un montón de cosas, como cómo es posible que nadie nos enseñe nada sobre la respiración en la escuela o la relación entre los ritmos de la respiración y las plegarias o el desempeño deportivo. Un tema fascinante sobre el que continuaremos investigando en conjunto, sobre todo en lo que refiere a la relación entre el cerebro y la respiración.