¿Qué es la creatividad? Es una pregunta a la cual podemos responder de muchas maneras si somos creativos, pero que es difícil de encasillar en una definición concisa y precisa. Algunos argumentarán que es la capacidad de hallar varias soluciones a un mismo problema, de usar los mismos recursos a disposición de otras personas, pero de formas que los otros ni siquiera consideraron. Una persona creativa, para poner un ejemplo, podría usar sus conocimientos de neurociencia para componer un ensayo filosófico de un modo más persuasivo, que sea capaz de despertar la atención del lector de una manera más sostenida y estimulante, en contraste a si solo hubiera planteado su argumento sobre algún principio ético.

La capacidad de realizar conexiones imprevistas entre distintas áreas del saber humano, de transitar de la estética a la matemática en un par de pestañeos, de forma intuitiva o deliberada, es uno de los rasgos principales que distinguen a quienes consideramos como altamente creativos, algo que no es lo mismo que la inteligencia. Dos personas podrán tener el mismo coeficiente intelectual, pero ponlas a pintar un cuadro o resolver alguna paradoja lingüística y las respuestas serán distintas dependiendo en gran medida del arsenal de recursos creativos bajo sus mangas.

Curiosamente un estudio llevado a cabo por científicos del departamento de salud de la UCLA descubrió que uno de los patrones más activos en las personas creativas es la capacidad de generar conexiones neuronales atípicas entre las zonas de su cerebro. Artistas visuales y científicos excepcionalmente creativos, a los que se denomina Big C, se ofrecieron como voluntarios para someterse a imágenes cerebrales por resonancia magnética funcional, lo que permitió a los investigadores de psiquiatría, ciencias del comportamiento y psicología observar cómo se conectaban e interactuaban las regiones del cerebro cuando se les pedía que realizaran tareas que ponían a prueba el pensamiento creativo.

"Nuestros resultados mostraron que las personas altamente creativas tenían una conectividad cerebral única que tendía a alejarse de los caminos trillados", dijo Ariana Anderson, profesora y estadística del Instituto Semel de Neurociencia y Comportamiento Humano de la UCLA, autora principal de un nuevo artículo en la revista Psychology of Aesthetics, Creativity, and the Arts.

La principal distinción entre los grupos de estudio resulto ser que los no creativos tendían a seguir las mismas rutas a través del cerebro, mientras que las personas altamente creativas hacían sus propios caminos. Aunque el concepto de creatividad se ha estudiado durante décadas, se sabe poco sobre sus bases biológicas, y se entiende aún menos sobre los mecanismos cerebrales de las personas excepcionalmente creativas, dijo el autor principal Robert Bilder, director del Centro Tennenbaum para la Biología de la Creatividad en el Instituto Semel.

Este estudio de diseño único incluyó a personas muy creativas que representaban dos ámbitos diferentes de la creatividad -las artes visuales y las ciencias- y utilizó un grupo de comparación con coeficiente intelectual para identificar marcadores de creatividad, no sólo de inteligencia. Los investigadores analizaron cómo se establecían las conexiones entre las regiones del cerebro a nivel global y local.

"La creatividad excepcional se asoció con una conectividad más aleatoria a escala global, un patrón que es menos "eficiente" pero que parece útil para vincular nodos cerebrales distantes entre sí", dijo Bilder.

"Los patrones en regiones cerebrales más locales variaban, dependiendo de si las personas estaban realizando tareas. Sorprendentemente, los creativos de la Gran C tenían un procesamiento local más eficiente en reposo, pero una conectividad local menos eficiente cuando realizaban una tarea que exigía "pensar fuera de la caja"".

Esto no es del todo sorprendente para quienes están al tanto de lo que sucede cuando estamos en reposo. Pues es precisamente en este estado, posterior a realizar una actividad que haya demandado una gran dosis de atención, creatividad o energía física, cuando la neuroplasticidad se activa y las redes neuronales estimuladas por el ejercicio precedente proliferan y se robustecen. Sí, así es, una buena siesta después de una hora y media de estudiar cálculo o salir a trotar y realizar ejercicios musculares, es lo que generará que el aprendizaje adquirido en ese período se cimente en nuestro cerebro.

Usando una analogía para exponer los resultados los investigadores dijeron que la actividad cerebral de los creativos de la Gran C es similar a la de saltarse los vuelos a los centros de conexión para llegar a una ciudad pequeña. Es decir, acortar camino por vías noveles, usualmente no utilizadas por quienes siguen la ruta común y corriente, que también a veces implica mayor gasto energético.

"En términos de conectividad cerebral, mientras todos los demás están atrapados en una escala de tres horas en un aeropuerto importante, los altamente creativos toman aviones privados directamente a un destino lejano", dijo Anderson.

"Esta conectividad más aleatoria puede ser menos eficiente la mayor parte del tiempo, pero la arquitectura permite que la actividad cerebral "tome un camino menos transitado" y haga conexiones novedosas".

Bilder, que cuenta con más de 30 años de experiencia en la investigación de las relaciones entre el cerebro y el comportamiento, dijo: "El hecho de que las personas de la Gran C tuvieran una conectividad cerebral local más eficiente, pero sólo en determinadas condiciones, puede estar relacionado con su experiencia. En consonancia con algunos de nuestros hallazgos anteriores, es posible que no necesiten esforzarse tanto como otras personas inteligentes para realizar ciertas tareas creativas."

Los artistas y científicos del estudio fueron nominados por paneles de expertos antes de ser validados como excepcionales en base a métricas objetivas. El grupo de comparación "inteligente" se reclutó a partir de los participantes en un estudio anterior de la UCLA que habían aceptado ser contactados para su posible participación en futuros estudios, y de anuncios en la comunidad para personas con títulos de posgrado.

Cabe señalar que este es solo un estudio en la materia y aún queda mucho camino por recorrer y explorar en la actividad del cerebro para comprender con mayor exactitud que distingue a una persona creativa de una que no lo es tanto. Los escáners cerebrales son solo una de las tecnologías que están a disposición de los científicos para comprender lo que sucede en el cerebro, pero solo permiten una visión macro de las zonas que más se activan en contraste a las menos activas durante una actividad determinada. Otras tecnologías, como las interfaces cerebro-computador, que desarrollan Neuralink, o Kernel, nos permitirán comprender con mucha más precisión qué sucede a nivel de comunidades neuronales específicas.

Una vez que esto se logre no solo los estudios sobre el comportamiento y la creatividad a nivel cerebral pasarán a una nueva fase de desarrollo, sino que, eventualmente, nuestra misma creatividad podría verse incrementada en formas y niveles que son difícil de predecir ahora mismo. Una vez que el dispositivo de Neuralink pueda estimular neuronas específicas para que la neuroplasticidad se gatille con mucha más facilidad y precisión al aprender ajedrez, tiro al arco o al dibujar retratos al carbón, solo es posible imaginar de qué seremos capaces. En otro artículo nos zambulliremos en profundidad en este fascinante tema de la relación del cerebro, la creatividad y qué podría suceder con esto una vez que las interfaces cerebro-computador sean accesibles a personas sanas y curiosas por aprender nuevas cosas y desafiar las fronteras de su creatividad.

Bibliografía:

https://doi.apa.org/doiLanding?doi=10.1037%2Faca0000463

https://neurosciencenews.com/creativity-connectivity-20274/