¿Cuántas veces te has arriesgado tratando de predecir lo que ocurrirá en el futuro de la evolución tecnológica y acertado el rango de años precisos en que sucederán dichos avances? Si lo has logrado más de la mitad de las veces posiblemente deberías comenzar un blog o empezar a dar charlas presentándote como futurólogo. Eso si es que no has tomado las ideas de otros, por supuesto. Pero la verdad es que son muy pocos quienes aciertan en sus predicciones sobre lo que podremos lograr gracias al desarrollo tecnológico en el futuro cercano. Si hubiera una prueba olímpica de acertar la diana de las especulaciones a la hora de predecir los avances tecnológicos no hay duda que quien mayor puntaje lograría sería Ray Kurzweil, el inventor y futurólogo con mayor porcentaje de precisión en este tipo de pronósticos.

Este gurú de las vanguardias tecnológicas, hacia 2013 tenía un record difícil de batir: de las 147 predicciones que ha hecho desde los años 90, 115 han resultado ser correctas, y otras 12 han resultado ser “esencialmente correctas” (con una diferencia de un año o dos), lo que da a sus predicciones un asombroso índice de precisión del 86%. Como para ir a apostar con él a Las Vegas de los juegos de predecir el futuro tecnológico, ¿no?

Claro que en este caso no estamos hablando de un simple juego de azar. Ray tiene un método particular para lograr estas cifras. Se trata de lo que llama Ley de los rendimientos acelerados. La describe en uno de sus libros más fascinantes “How to create a mind: The Secret of Human Thought Revealed”. En éste señala que “cada medida fundamental de la tecnología de la información sigue trayectorias predecibles y exponenciales”. La más famosa de estas trayectorias, por supuesto, ha sido la trayectoria de precio/rendimiento de la potencia informática durante más de 100 años. Gracias a paradigmas como la Ley de Moore, que reduce la potencia de cálculo a un problema de cuántos transistores se pueden meter en un chip, cualquiera puede entender intuitivamente por qué los ordenadores son cada vez más rápidos y baratos.

Ahora, una de sus predicciones más arriesgadas y difíciles de digerir, así como así, tuvo lugar en un webinar de 2015, charlando con su amigo Peter H. Diamandis. En esa ocasión dijo lo siguiente sobre la simbiosis de cerebros y computadores: “A principios de la década de 2030 vamos a enviar nanorobots al cerebro (a través de capilares) que proporcionarán una realidad virtual de inmersión total desde dentro del sistema nervioso y conectarán nuestro neocórtex a la nube. Al igual que hoy podemos multiplicar por 10.000 la potencia de nuestros teléfonos inteligentes en la nube, podremos ampliar nuestro neocórtex en la nube.”

Ray Kurzweil

Wow. Respiremos un momento. Dilucidar lo que significa esto es quizá más difícil, en el plano mental, que el esfuerzo de la anaconda al tragarse un ciervo o un tapir sin siquiera masticar. Si te dijera que el día de mañana podrías leer este artículo y, si te gusta, almacenarlo directamente en la nube de tus documentos preferidos solo con pensarlo, me mirarías con cara de que soy otro profeta chalado de una plaza de provincias. Hace no mucho hubiera estado de acuerdo contigo. Pero es que el impresionante registro de profecías tecnológicas cumplidas de Kurzweil no es lo único que favorece la probabilidad de este escenario. Hay varias compañías en la vanguardia tecnológica que están trabajando para hacer de este postulado que parece ciencia ficción una realidad.

Entre ellas se encuentran Kernel, Neuropixels y la con mayores ambiciones y respaldo económico de todas, Neuralink, compañía cofundada por Elon Musk en 2016 que ya ha demostrado que un macaco con una de sus BCI implantada en el cerebro puede jugar Pong de manera telepática. Algo que no es novedoso de por sí, ya que, aunque no lo creas, la tecnología que posibilitaba esto ya estaba, sino que es un gran paso adelante en cuanto a los potenciales técnicos del dispositivo y la minuciosa destreza ingenieril que se necesitó para diseñarlo y producirlo.

Línea del tiempo evolución tecnológica según Kurzweil

Ahora bien, si la predicción de Ray se cumple de aquí a unos diez años nuestro futuro sería extrañísimo. Es difícil de imaginar la rutina de uno de esos ciborgs. Tanto así que, si pudiéramos sentarnos a tomar un café hoy por hoy con cualquiera de ellos nos dejaría perplejos que él se sorprenda cuando no podemos establecer una comunicación telepática directa con él y aún estamos estancados en el acotado output del lenguaje hablado, mucho más lento y anodino que la posibilidad de compartir videos y sensaciones de manera telepática. Diamandis, el amigo de Kurzweil, propuso en 2015 una lista de las cosas que podríamos hacer con este tipo de dispositivos implantados en el cerebro.

  • Comunicación de cerebro a cerebro

La telepatía que acabamos de mencionar. Uno de los desafíos neurotecnológicos más difíciles, pues aún no sabemos en qué lugar del cerebro se generan las sinapsis que forman nuestro pensamiento o, si es que derechamente hay algo así como una zona neuronal de la que emergen nuestros pensamientos. Si los algoritmos de las BCI logran los avances suficientes como para decodificar la actividad cerebral con un grado de precisión que nos cuesta imaginar hoy la probabilidad de una telepatía consensuada podría crear un nivel de intimidad nunca antes experimentado.

  • Google en el cerebro

Esta es la idea de descargar el conocimiento que quieras de manera espontánea, al mejor estilo de la Matrix. Según Diamandis esto se traduciría en que tendremos “la capacidad de “saber” cualquier cosa que desees, en el momento en que quieras saberlo. Tendrás acceso a la información del mundo en la punta de tus neuronas. Podrás calcular complejas ecuaciones matemáticas en segundos. Podrás navegar por las calles de cualquier ciudad, de forma intuitiva. Podrás subirte a un avión de combate y pilotarlo perfectamente. Podrás hablar y traducir cualquier idioma sin esfuerzo.” Un nivel de comunicación y procesamiento de información revolucionario que cambiaría completamente el panorama cultural y creativo. Que esto se traduzca en beneficios colectivos habría que verlo en acción, pues es sabido que grandes poderes conllevan grandes responsabilidades. Lo que significa que será decisivo el quienes tienen acceso primero a estas tecnologías y cómo las usan. Lo ideal sería que se distribuyan equitativamente, pero sabemos que eso no ocurrirá en realidad ya que el dinero sigue mandando bajo el cielo.

  • Inteligencia escalable

El poder computacional a disposición de tu cerebro: “Imagina que estás en un aprieto y necesitas resolver un problema (rápidamente). En este mundo futuro, podrás aumentar la potencia de cálculo de tu cerebro cuando lo necesites, 10 veces o 1.000 veces… de la misma manera que los algoritmos actuales pueden aumentar 1.000 núcleos de procesamiento en los servidores de Amazon Web Service.”

Vivir en el mundo virtual

Esta es quizá una de las opciones más terroríficas, la posibilidad de desconectarnos completamente del mundo físico para ingresar al metaverso y pasar nuestros días trabajando y compartiendo en la dimensión digital. No sé si es tan fácil compartir esta visión de Diamandis: “Si nuestros cerebros pueden conectarse de verdad con un gran ancho de banda, se podrá prescindir de nuestros actuales órganos sensoriales (ojos, oídos, tacto) hasta el punto de que la percepción cerebral de la realidad podrá ser dirigida completamente por un motor de juego, un mundo virtual. Del mismo modo, las conexiones existirían también en la corteza motora de tu cerebro. Cuando mueves tus extremidades, imagina que un conjunto correspondiente de extremidades virtuales (tu avatar) se mueve perfectamente en el mundo virtual. Se trata de la creación de Matrix x 1.000.”

Sistema inmunitario ampliado

Este es uno de los atributos con más potenciales para transformar la medicina y nuestra salud gracias a la ayuda de los dispositivos biológicos inteligentes, que Ray describe como del tamaño de las células sanguíneas, y capaces de eliminar las enfermedades. Él las llama células T: “Pueden reconocer a un enemigo y atacarlo, pero no funcionan con el cáncer, los retrovirus, etc. En el futuro, los nanorobots podrán comunicarse de forma inalámbrica, descargar el software cuando lleguen nuevos patógenos y atacar el cáncer, las células madre del cáncer, las bacterias, los virus y todos los agentes de la enfermedad. También podrán trabajar en enfermedades metabólicas como la diabetes. También podrían mantener niveles saludables de todo lo que se necesita en la sangre, incluidos los nutrientes, y básicamente reparar y eventualmente reemplazar los órganos dañados.”

Experiencia descargable

Bienvenidos a la Matrix. ¿Recuerdas la escena en que Trinity necesita aprender a pilotar un helicóptero y Tank se descarga un programa que le enseña a hacerlo? Esto que hace dos décadas era ciencia ficción que nos hacía abrir los ojos como platos podría ser una realidad en la próxima década si la predicción de Kurzweil resulta correcta. Si hay un accidente o una situación médica de urgencias y no hay médicos cerca, bastaría con descargar el programa de médico de urgencias. ¿Necesitas aprender un nuevo idioma? Descárgatelo. ¿Quieres cocinar como el chef Ramsey? Descárgate el módulo del chef. De hecho, es probable que ni siquiera tengas que descargarlo, pues esto implicaría ocupar parte de la memoria del disco duro, sino que simplemente podrías transmitir la experiencia desde la nube. La nube sería como la bolsa de Hermione en la última película de Harry Potter, solo que a nivel de información: podrías acceder en ella a cualquier recurso disponible en el internet con solo pensarlo.

Memorias ampliadas y con capacidad de búsqueda

Una de las hipótesis más fascinantes sobre la simbiosis entre cerebros y computadores que permitiría una BCI de gran potencia, una vez que el mapeo de la actividad cerebral haya sido descifrado en profundidad, es la propuesta de que podríamos almacenar nuestras memorias en la nube y acceder a cualquiera de ellas cuando queramos. Evidentemente estoy sería una enorme garantía contra nuestros olvidos cotidianos y enfermedades neurodegenerativas que afectan la memoria como el Alzheimer y la demencia senil. Si esto fuese podríamos contextualizar recuerdos con “calendarios, coordenadas GPS, datos de salud, mercado de valores, noticias actuales, condiciones meteorológicas y cualquier otra cosa que pueda ser relevante para ese momento en particular.”

Neuralink - Die Zukunft der Menschheit? | TheMan

Una existencia de orden superior

Ray habla de cómo un neocórtex conectado llevará a la humanidad a un orden superior de existencia y complejidad, ampliando nuestro paladar para la emoción, el arte, el humor, la creatividad, la expresión y la singularidad. Dice: “Vamos a ser más divertidos. Vamos a ser más sexys. Vamos a ser mejores en la expresión de sentimientos amorosos. Vamos a añadir más niveles a la jerarquía de módulos cerebrales y a crear niveles de expresión más profundos. La gente será capaz de explorar muy profundamente algún tipo de música en particular en un grado mucho mayor de lo que podemos hoy. Llevará a una individualidad mucho mayor, no menor”.

Este sería el ideal al que podríamos acceder gracias a este tipo de tecnología, siempre y cuando empresas como Neuralink y los investigadores que indagan en las dinámicas y estructuras neurológicas que funcionan cuando realizamos distintas actividades unen sus fuerzas y llevan el conocimiento de la neurociencia a un orden de magnitud mayor.

Recuerdo haber leído a un experto en la temática que preguntaba a sus estudiantes por la porción de conocimiento que creen que poseemos sobre el funcionamiento del cerebro. Si este fuera una milla, ¿cuánto llevamos recorrido? Algunos contestaban ¾ o la mitad, pero según él apenas hemos avanzado unas tres pulgadas. Todavía hay mucho por aprender de este complejo y fascinante órgano, y éstas mismas tecnologías, antes que ayudarnos a resolver grandes problemas neurológicos y de salud, como quiere Neuralink y Elon Musk, nos ayudaran de partida a acumular y descifrar mucha información sobre la importancia y cualidad de las distintas poblaciones neuronales.

La predicción de Kurzweil es arriesgada pero también está guiada por principios de desarrollo tecnológico muy sólidos. Esta década puede ser una de importancia cardinal en la evolución de la ciencia y la tecnología, con avances que asombrarían incluso a Tesla o Einstein, pero está por verse de qué manera se darán y cuándo serán. La lista aquí planteada tiene un sabor a hipótesis de ciencia ficción, y puede que algunas de ellas no se puedan lograr en las próximas décadas, pero si la tecnología de las BCI y la neurociencia logran grandes avances a corto plazo, puede ser que no pocas de las posibilidades aquí mencionadas se hagan realidad. Sea como sea, si hay responsabilidad, buenos principios de fondo y un acceso equitativo a esta tecnología, la faz de la humanidad, nuestra vida cotidiana, creatividad, cultura y estado de salud podrían verse enormemente beneficiados. Sería, como plantea Musk, una era de abundancia. Lo más parecido a la utopía ciborg que quieren algunos. Un desafío fascinante con grandes opciones para destruirnos o crear una nueva especie de humano.

Bibliografía:

https://singularityhub.com/2015/10/12/ray-kurzweils-wildest-prediction-nanobots-will-plug-our-brains-into-the-web-by-the-2030s/